Algo se está moviendo, en la verdadera izquierda, en esa que no es politicamente correcta,y que no se resigna.
En torno a un referente, se está creando ¿algo?, yo participaré. Si queréis leer algo sobre ello, aquí lo tenéis,
Julio Anguita
Julio Anguita
La experiencia diaria nos demuestra que, independientemente de la adscripción
ideológica, política, sindical o profesional de cada uno y de cada una, somos mayoría quienes coincidimos en señalar y
comentar una serie de evidencias que el sentido común más a ras de tierra no
tiene por menos que reconocer como verdaderas e indiscutibles. A título de
apretado resumen veamos algunas de ellas:
1. Somos mayoría quienes empezamos a vislumbrar que
esta situación no tiene remedio con las medidas que -con la excusa de la UE y los mercados- el poder
económico-financiero está imponiendo. La deuda de las familias, la banca, las
empresas y el Estado (con sus tres administraciones) es la siguiente:
Deuda
del Estado ……………………….… 600.000 millones de euros
Deuda
de las familias a los bancos……………. 1 billón de euros
Deuda
de las empresas a los bancos………….. 1´3 billones de euros
Deuda
de la banca al BCE y otros…………… 200.000 millones aproximadamente
Esta cantidad
es impagable y lo es
porque debido a la política de recortes y reformas del mercado laboral añadidas
a la crisis, han producido una depresión que no da señales de acabar; muy al
contrario, parece que va a continuar sin saber hasta cuando. Y a pesar de ello
cada día hay una subasta de títulos, bonos y pagarés a creciente interés y con
una prima de riesgo disparada, el Estado interviene y nacionaliza las pérdidas
de los bancos quebrados con la confesada intención de devolverlos al sector
privado una vez saneados.
La ayuda de la UE a
los bancos está avalada por el Estado y en consecuencia éste asume, como
garante último, la devolución del préstamo. Los recortes a las condiciones de
vida de la ciudadanía continúan en una clara transgresión, no sólo de la
solemne Declaración de DDHH de la
ONU sino -incluso- de los Títulos Preliminar y VII de la
vigente Constitución Española. No hace un año todavía la Constitución ha sido
modificada en su artículo 135
a fin de que la deuda tenga preferencia de pago sobre
cualquier otro gasto público. El llamado Estado de Derecho ya no es tal.
Paralelo al Estado y sus administraciones, existe otro que informa el impulso
de la acción política; un doble Estado formado por mafias, redes clientelares,
intereses espurios, grupos de presión y alguna que otra alcantarilla. La
situación es todavía susceptible de empeorar si no se ataja esta
política.
2. Somos mayoría quienes padecemos en nuestra
propia situación, en la del entorno familiar, en la del vecinal o en el de
nuestras amistades, el problema lacerante del paro, la precariedad, o las mil y
una formas de degradar el ejercicio del trabajo. Y si a la cifra millonaria de
parados y mal contratados le añadimos la evidencia de que los poderes públicos
sólo plantean escapistas fórmulas consistentes en esperar una - cada vez más
hipotética- recuperación que traiga “el crecimiento y la creación de empleo”,
tendremos el cuadro de una situación sin esperanza, sin proyecto y sin
calendario alguno. Así el discurso oficial (que es el del Gobierno pero también
el de otros) alaba la flexibilidad en los despidos, la ruptura de los convenios
o la trata de casi esclavos como una medida necesaria para crear empleo. De la
misma manera se afirma que los recortes en sanidad ayudan a una mejor
asistencia sanitaria y los recortes en educación producen una mayor calidad de
la misma. Y en resumen, el discurso del absurdo, del cinismo y del
aventurerismo conceptual y lingüístico que ha raptado a la razón, la lógica y
hasta el más llano sentido común. Pero lo que constituye el mayor agravio para
los que en estas circunstancias todavía tienen un puesto de trabajo, es oír
como el mismo no es un derecho constitucional sino un privilegio.
3.
Somos mayoría quienes
padecemos en nuestras carnes -o en las de infinidad de familias- la pérdida de
horizonte, de futuro y de expectativas para la juventud española. Hace años el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas le encargó a James Petras,
sociólogo norteamericano y catedrático de varias universidades estadounidenses,
la elaboración de un estudio sobre las perspectivas de trabajo para los jóvenes
de España. Petras entregó el trabajo en 1996, le pagaron y archivaron los
estudios encargados. En aquellos documentos, que hoy están al alcance de
cualquiera que quiera entrar en la red, el profesor Petras lanzaba el aviso de
que ya estábamos ante las primeras generaciones que iban a vivir peor que sus
padres. ¿Qué se hizo para evitar este drama? ¿Han reparado algunos “patriotas”
en que cuando la juventud de un país sólo tiene como horizonte la emigración
(para titulados) o la prolongación sine die de la tutela familiar, ese país
deja de existir? ¿Qué padre o madre no estarían dispuestos, junto con sus
hijos, a hacer algo efectivo para evitar este holocausto generacional?
4.
Somos mayoría quienes presenciamos
con asombro y escándalo que la corrupción se ha transformado en el hábitat
cotidiano de nuestra existencia. Una corrupción que atraviesa los tres Poderes
del Estado y llega hasta las más altas magistraturas del mismo. Financiaciones
irregulares, negocios más que turbios, sobornos, tráfico de influencias,
despilfarro del dinero público en obras faraónicas e inservibles, compra de
material bélico, impagable y también inservible para los fines que se le
atribuyen, sueldos de escándalo, trato de favor desde los poderes públicos a
delincuentes convictos, desviación o paralización de la acción de la Justicia sobre presuntos
delincuentes, uso torticero de los caudales públicos en beneficio de
operaciones clientelares, etc. etc. etc. Pero la mayor de las corrupciones
estriba en la concepción que se ha ido abriendo paso como consecuencia de estos
desmanes: para una parte de la población el dinero público no es de nadie sino
de quien se atreve a dilapidarlo, robarlo o malversarlo. El escándalo mayor no
son sólo los delitos económicos en sí mismos sino también la indiferencia
generalizada, la tolerancia social, la complicidad anímica con que son
recibidos. A lo más, un chiste, una broma o un comentario jocoso.
5. Somos
mayoría quienes vivimos en
una auténtica inversión de valores sociales. La economía basada en la creación
de mercancías, bienes y servicios, la laboriosidad, la ética cívica, el rigor
en los conceptos y palabras, el uso productivo del ahorro ciudadano, el respeto
al ámbito legal en la contratación, remuneración y previsión de futuro de los
asalariados, ha sido sustituido por la economía del pelotazo, el negocio fácil,
el tente mientras cobro, los contratos basura, la segregación laboral según el
sexo y la situación de embarazo en el caso de las mujeres, la amenaza de
despido como herramienta omnipresente en las relaciones laborales, las promesas
de inversiones fáciles y lucrativas que han desembocado en estafas hechas a los
ahorros de capas populares y medias; y en general toda una amplia gama de
contravalores basados en el individualismo, el consumismo y un hedonismo cutre.
La filosofía basada en el negocio fácil, rápido y de alta
rentabilidad se ha constituido en la médula de informes y programas económicos
de la “modernidad y las altas finanzas”. Ha llegado a la Universidad y
presidido sus reformas y adaptaciones al mercado y su cuerno de la abundancia;
ha subvertido los valores de estudio, esfuerzo, tesón y dedicación inherentes a
la actividad educativa; una actividad en la que lo importante son los gráficos,
las estadísticas y el panel sobre el que se desarrollan las mentiras que obvian
situaciones familiares, profesionales de los docentes y del sistema educativo
en general. En la mentalidad media de alumnos y familias se ha instalado el
conformismo evidenciado en la pregunta ¿estudiar para qué?
6. Somos mayoría quienes comprobamos cada día cómo la Constitución, los
textos legales y demás documentos internacionales de obligado cumplimiento son
vulnerados, incumplidos, marginados y falsificados en su aplicación. La Política, instrumento y
ejercicio de servir a la mayoría social ha devenido (con contadas excepciones)
en una eterna campaña electoral en la que promesas, propuestas y proyectos son
olvidados con la misma ligereza, frivolidad y descaro con que fueron hechos en
los tiempos anteriores a la cita con las urnas. De ser un campo donde hay una
confrontación de programas, ideas, valores y ejercicio consecuente del ejemplo,
la Política
ha devenido en la pugna por ser protagonista en el escenario de las
instituciones pero sin cambiar la obra que se representa; es un relevo en el
cuadro de actores sin que jamás cambie el libreto. Y cuando se les interpela
por este combate amañado, la respuesta es decepcionante: son los mercados, las
finanzas, la UE,
la comunidad internacional, etc. Las preguntas surgen espontáneas ¿Por qué hay
elecciones entonces? ¿Elegimos a un poder democrático o solamente a un
zascandil correveidile?
La Democracia
es traicionada en nombre de ella misma. El que todavía conste en el artículo
1.2 de la Constitución
que la soberanía nacional reside en el pueblo español es un hiriente sarcasmo.
Si tomamos como referencia el texto constitucional vigente, caeremos en la
cuenta de que vivimos un Estado de Excepción económico, social, político y
ético. Ante nosotros se está desarrollando un Golpe de Estado incruento y a
cámara lenta.
Esta situación que acabo de describir someramente es desagradable, pero desde
luego es real y como tal la siente la mayoría.
Otra cosa es cómo reacciona esa mayoría.
A ella me dirijo para manifestarle algunas de las conclusiones a las que he
llegado tras haber meditado sobre estos momentos concretos:
1. No
hay fuerza política alguna que en solitario y en el ámbito específico y único
de su actividad, sea capaz de asumir la tarea de poner fin a esta situación y
además proponga una propuesta alternativa en el marco del derecho y la Constitución. La
experiencia de los últimos años nos lo muestra. Y no la hay porque algunas ya
han gobernado en balde y otras carecen del respaldo necesario para ello.
2. No hay fuerza sindical que sea capaz
de representar a este inmenso colectivo que constituye la mayoría.
3. No existe ningún economista o colectivo
de ellos que a palo seco y con sus ecuaciones, estadísticas y teorías, sea
capaz, desde la pizarra, de plantear una salida viable y en positivo a este
desconcierto.
4. Estas
afirmaciones las hago desde mi convicción de que las fuerzas políticas y
sindicales son necesarias, cumplen un rol, aglutinan ideologías (yo mismo
milito en el PCE e IU) pero en este momento y en virtud de un proceso histórico
que comenzó en la
Transición, están ante una tarea que les desborda.
5. Las consecuencias son
obvias: sólo un Frente Cívico, una mayoría ciudadana organizada en torno a
soluciones concretas es capaz de crear la fuerza necesaria para colocarla en la
balanza del poder en contraposición a otros poderes económicos, y sociales que
siendo muy minoritarios, detentan en exclusiva el ejercicio del Poder.
¿En que situación está la mayoría social?
La tremenda paradoja, la inquietante contradicción consiste en
comparar la gravedad de la situación y la ausencia de sujeto social capaz de
abordarla y superarla. Se necesita un soporte cívico democrático, de valores
alternativos, firme, con voluntad de acometer el proceso de saneamiento
económico, político y ético que la realidad demanda; y sin embargo esa fuerza
no existe por ahora; existe en potencia pero no en acto.
La mayoría no tiene más
homogeneidad que su condición de dominada ayer, hoy y si no lo remediamos,
mañana también. Pero apenas hay algo más que la haga consciente de que es mayoría y puede ejercerla. En ella hay
colectivos y personas que luchan como pueden contra esta situación; y lo hacen
desde distintos supuestos, compromisos y proyectos de futuro. En esta mayoría viven multitud de personas que limitan
su participación cívica a cada acontecimiento electoral y poco más allá. Pero
además hay un número amplio de indiferentes a cualquier proyecto de acción
cívica y que con resignación consciente o tácita asumen como inevitable los que
les ocurre; No faltan tampoco quienes asumen con conciencia de culpa el
discurso del poder económico y político que generalizando plantea que “hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades”. Es la aceptación del discurso del
dominante por parte del dominado. Es la represión perfecta: la víctima hace
suyos el discurso y los valores del victimario.
En esta situación de resignación cultivada por el poder, de
carencia de futuro y de anomia generalizada me dirijo a la mayoría, en mi exclusivo nombre, desde mi
libertad y desde la convicción de que, si ahora no se lucha, nuestros hijos y
nietos no tendrán futuro, ni país, ni tampoco se tendrán a ellos mismos. En consecuencia, hago una
Convocatoria.
¿A quién?
A la ciudadanía harta de corrupción, de injusticias, de frivolidad política, de
una práctica económica basada en la depredación del propio país, en la
desertización de la industria, en la vuelta a unas relaciones laborales del
siglo XIX y sin otro proyecto que no sea esquilmar más aún si cabe a esa
mayoría.
A los militantes de fuerzas políticas y sindicales para que, a
título personal, se incorporen al proyecto que este documento expone.
A plataformas, movimientos, colectivos y en general a todo grupo
organizado que esté dispuesto a cambiar las cosas en el sentido de la justicia,
la democracia profunda y el vivir en armonía con el entorno social,
medioambiental y cívico.
A los hombres y mujeres de la
Ciencia, la
Técnica, la
Economía, la
Investigación, el Derecho, la Educación, la Sanidad y la Cultura para que, en
paridad con los demás, aporten sus conocimientos, sus experiencias y su
capacidad de analizar, sistematizar y exponer. Sin el saber no hay más proyecto
que la barbarie institucionalizada.
¿Para qué?
El objetivo de la convocatoria es doble:
1. Que la mayoría social, por su propio impulso, por su propia
voluntad y por su creciente toma de conciencia devenga en un Frente Cívico que
teniéndose a sí mismo como referente, abra paso a una situación de plenos
derechos económicos y políticos junto con unas relaciones personales y sociales
fundamentadas en la ética cívica. Un Frente Cívico que tenga como protagonista
al ciudadano y a la ciudadana; es decir a las personas conscientes de que sus
deberes son los derechos de los demás y viceversa.
2. Constituir un referente
de poder ciudadano que
induzca de manera creciente a los poderes públicos a legislar y gobernar en
beneficio exclusivo de la mayoría. El proceso que conduce a estos dos
objetivos pudiéramos considerarlo como un proceso constituyente de la mayoríasocial constituida como
tal.
¿Cómo?
Permítanme, aún a riesgo de alargarme, que les exponga un símil.
Imaginen que estamos ante un gigantesco mapa de España totalmente en blanco. Si
por cada persona con voluntad de luchar o por cada organización, colectivo o
asociación de cualquier índole ponemos un alfiler en el mapa, estaríamos ante
un gigantesco acerico, pero nada más. Sería como una yuxtaposición de yos pero sin estructura alguna. Imaginen
que con paciencia y un lápiz, vamos uniendo entre sí a todos los alfileres
clavados en el mapa. Al terminar surgirá ante nosotros una red, un tejido, una
estructura. Los yoshan
dado paso al nosotros.
¿Qué tipo de cemento social, qué tipo de propuesta qué tipo de ideario es capaz de
producir en los integrantes, dispersos y aislados de la mayoría, la asunción
del nosotros, la mayoría? La
respuesta es obvia: un
Programa, una propuesta concreta, un objetivo, en principio cercano y
necesario. Especifico las
características que le atribuyo al mismo:
1. Concreto, inmediato, acorde con las necesidades
más perentorias y urgentes de los más desfavorecidos de la mayoría.
2.
Aplicable de inmediato como
garantía, prenda y estímulo de la alianza que se pretende.
3. Perfectamente factible,
desarrollable y legal por inspirarse en el texto constitucional vigente. Ruego
a los lectores que mediten un momento sobre los contenidos de los Títulos
Preliminar y II de la vigente Constitución. El inicio de un programa debe
insertarse en la legalidad vigente; el futuro ya irá produciendo sus
contradicciones. Por otra parte, el programa debe ser capaz de generar la
fuerza social que democráticamente lo haga cumplir.
4. Un
programa en el que cada medida, por simple que parezca, lleve en su formulación
la exigencia de un paso siguiente, de una propuesta inmediatamente posterior,
que permite su realización.
5. Un programa que por su
lógica interna hace imprescindibles los apoyos mayoritarios y la formación de
conciencia colectiva tanto para su defensa como para su implantación.
6. Elaborado colectivamente. El autor de estas líneas tiene una
amplia experiencia de cómo esto es posible si los que más puedan aportar son
conscientes de que la velocidad de un convoy es la de su último elemento.
7. La elaboración colectiva consigue, en un determinado nivel de su
desarrollo, ir ganando en complejidad, accesibilidad, interés y participación.
8. Que con el tiempo y/o la coyuntura,
termine siendo una Alternativa
fundamentada, pueda superar el marco actual de relaciones, equilibrios e
incluso forma de Estado.
9. Un programa que por su incidencia en la actualidad, atraiga inmediatamente los
apoyos necesarios no sólo para su elaboración sino para una movilización
ciudadana consecuente, seria, decisiva y decisoria.
10. Si en cada localidad, personas,
colectivos y grupos se unen a los demás para elaborar conjuntamente, convocar a
la ciudadanía, movilizar, salir a la opinión pública y en general crear una estructura reticular, la mayoría comenzará el proceso de su
toma de conciencia.
11. En todo el proceso hay que prevenir que nos asalte el mal de
nuestros tiempos: la
prisa. Este proyecto -si
quiere construirse con musculatura y solidez- debe rehuir la tentación de
cotizar permanentemente en la bolsa mediática. El arranque de los trabajos será
en muchos casos súbito y arrollador; sin embargo hay que saber moderar el
tiempo. La Política,
la consolidación de proyectos sociales con peso e influencia, no pueden ser
flor de dos telediarios; el silencio y la discreción programados ayudan a
crecer. Tiempo, constancia, voluntad y conciencia de lo que se quiere son,
incluso en esta época de novedades permanentes, la única garantía de proyectos
serios.
Al final de este documento y como ponencia para iniciar los trabajos,
incorporaré una propuesta de de diez puntos que ya en otras ocasiones he presentado.
Cuestiones de estructura organizativa.
En estos días mi teléfono personal y las entradas al blog del colectivo
Prometeo han superado las cotas más impensables. Las personas se ponen a mi
disposición esperando quizás que se les ubique en una tarea, responsabilidad o
misión. Por realismo (en mí esa palabra nunca ha significado claudicación) debo
informar de la situación.
Yo habría podido dirigirme al PCE o a IU demandando infraestructuras, canales
organizativos y ayudas de cualquier tipo; no lo he hecho. Mi concepción de este
proyecto se basa en la total independencia de cualquier tipo de organización.
El precio a pagar por ello, como el de la Libertad o el de la Dignidad, incluye la
precariedad de medios, instrumentos y capacidades organizativas. En los
momentos en los que redacto, sólo tenemos el blog (con el permiso de los
compañeros de Prometeo), la promesa de determinados colectivos de ponerse en
marcha inmediatamente y mi voluntad de que esto avance, se consolide y produzca
un giro total en la vida española. Sin embargo, y como propuesta, avanzo
algunas ideas organizativas que mi experiencia en la elaboración colectiva de
otras épocas se han constatado como correctas, prácticas, flexibles y muy
democráticas:
1. Creo que la organización por incipiente que sea debe atenerse a una
estructura geográfica de comarcas, provincias, comunidades y Estado
español
2. Lo que articula el funcionamiento es la elaboración,
discusión y explicación del programa.
3. En cada lugar, en cada nivel o en cada área de especialización temática el
funcionamiento debe ser abierto pero centrado en la concreción de la propuesta
que se trate.
4. Todo lo demás depende del trabajo voluntario y libremente aceptado. No
tenemos más que una voluntad firme para que este horror acabe y nuestros y
nietos tengan algo en lo que enraizarse y vivir.
5. Aquí no hay prebendas, cargos, honores o distinciones, Aquí
solamente hay trabajo, ilusión y deseo de ser útiles.
6. Con el paso de los días, tal vez un mes o dos, desde la estructura de
coordinación que tengamos, informaremos de la marcha de los trabajos.
7. La elaboración de programa no es un laboratorio de ideas,
propuestas y proyectos sino también un centro de movilización para difundir,
defender y ganar adeptos al trabajo. Por supuesto que en la medida que esto
cuaje deberemos, con inteligencia, usar del poder que tengamos para influir en
la marcha de las cosas.
El Referente
Como es sabido, en Sabadell me ofrecí como referente para este proyecto. Quiero
que mis palabras queden nítidas y en consecuencia eviten interpretaciones
sesgadas y basadas en hipótesis hijas de la falta de claridad.
Un referente es aquella persona que por su proyección social o
mediática puede, en un determinado momento, simbolizar el proyecto siquiera en
sus inicios. En mi caso esa proyección ha sido consecuencia de una acción
pública en el pasado y el presente. Ya no hay más.
Si este proyecto arranca, se consolida y crece, el referente será
el proyecto mismo, otros hombres y otras mujeres. Me habré ganado el
descanso.
No seré cargo público o tendré presencia en la vida institucional.
Son tres las razones: mi edad, mi salud y la verdad de que nunca segundas
partes fueron buenas.
En esta etapa inicial seré la referencia pública para explicar el
proyecto, defenderlo, impulsarlo y trabajar en él y todo ello a expensas de las
decisiones que se tomen por el propio proyecto cuando este se consolide y tenga
órganos de coordinación. Ello me supondrá un esfuerzo y una dedicación que en
absoluto puede consistir en ir de la ceca a la meca como espectáculo mediático
para ganar audiencias o confortar egos.
Actos públicos
los justos y bien dosificados. Estas son las condiciones de mi contrato. A
trabajar, organizar, luchar y consolidar la mayoría. Un abrazo fraternal.
Programa- ponencia para iniciar los debates y la
elaboración colectiva.
Nota.- El presente listado de
propuestas no tiene otro objetivo que servir de materia concreta para el inicio
del debate y la elaboración a llevar a los otros y en su momento a la opinión
pública. Cuando se redactó se tuvieron presentes las características que sobre
el Programa he escrito antes. Insisto que sólo es un material para comenzar.
1.
Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Esta cantidad es
exactamente el 72% de la media de los seis países de la UE que lo tienen más alto:
Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462 euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica
(1336 euros), Francia (1321 euros), Gran Bretaña (1.148 euros)
2.
Ninguna pensión por debajo del SMI.
3.
Extensión y ampliación de la prestación por desempleo. Todo lo anterior puede
servir también para abordar con presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica.
4.
Reforma Fiscal: progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía
sumergida y los paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las
Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructuras
de todo tipo a la Inspección
de Fiscal de la
Hacienda Pública.
5.
Banca pública como corolario de la nacionalización de la banca privada y las
cajas de ahorros.
6.
Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia
programada.
7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución.
8. Control y democratización de los canales de distribución y
comercialización del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones
de oligopolio que inciden negativamente sobre los precios pagados a los
productores y sobre los precios pagados por los consumidores.
9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.
10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro
proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos
Julio Anguita
Nuevamente me dirijo a las ciudadanas y ciudadanos que tras mi llamamiento de
20 de Junio titulado Somos
mayoría, han mostrado su
interés y predisposición a ir construyendo el frente cívico capaz de cambiar la
relación de poder existente en España y abordar el fin de este desastre
económico, social, político, ético y cívico. Pero esta vez ya no lo hago sólo
en mi nombre, sino que ahora escribo como portavoz de un incipiente esquema
organizativo constituido por el Colectivo Prometeo de Córdoba. Este embrión de
coordinación no tiene más horizonte temporal de permanencia que el derivado del
proceso constituyente del frente cívico y la conformación de sus niveles
democráticos de organización. Esperamos y deseamos que en toda la geografía
española vayan constituyéndose estructuras de trabajo y coordinación que
debidamente reseñadas en sus actas constitutivas correspondientes vayan
cubriendo los ámbitos local, comarcal y/o provincial, de comunidad autónoma y
estatal.
Este escrito no tiene otra intención que informar y sobre todo aclarar algunas
dudas surgidas a través de los innumerables correos, llamadas, comentarios a la
propuesta en este blog del Colectivo Prometeo, http://colectivoprometeo.blogspot.com.es/,
y comunicaciones, en general, habidas desde la fecha antes referenciada.
Una de las consecuencias de contar ya con una referencia “oficial” para la
información, participación y organización, además del citado blog, ha sido la
creación de una página en Facebook,
http://www.facebook.com/colectivoprometeocordoba, que, sin detrimento de las
múltiples páginas de Internet que se reclaman del proceso y además lo están
construyendo, goza de la información más directa en lo referente a mi persona y
al colectivo Prometeo.
En
el transcurso de estos días hemos mantenido un encuentro con representantes del
colectivo Socialismo 21 y también con miembros de ATTAC y Mesas de
Convergencia. Estos encuentros celebrados a petición de nuestros
interlocutores, han arrojado una buena noticia; Socialismo 21 ha decidido, por
unanimidad, que sus miembros se incorporen y trabajen, a título personal, en la
organización del frente cívico y la inherente elaboración colectiva del
Programa alternativo con el que refrendamos nuestra voluntad de ser una mayoría
organizada.
Son dos
las cuestiones fundamentales que voy a desarrollar; y lo hago en función de los
comentarios, propuestas, críticas y adhesiones el que proyecto ha merecido y
que he leído o he escuchado de viva voz. Esas dos cuestiones son: la estructura del frente cívico y
el programa.
El
frente cívico con el que la mayoría se organiza para determinar un cambio
profundo en España no puede ser una suma de siglas, colectivos, partidos o
cualquier otra organización conocida. Ello conduciría a la reproducción en
nuestro seno de debates y colisiones en torno al peso específico de cada sigla
en la organización. Por ello reiteramos con énfasis que se está en el frente a
título personal; y ello no debe significar -nunca- la renuncia pública o
privada de cada cual a su ideología, proyecto político o creencia religiosa si
la tuviere. Buscamos con la ciudadanía un proyecto programático común y no una
sopa de letras. Es más, nos gustaría que las fuerzas políticas, sociales o de
otra índole le indicaran a sus militantes que harían buena su militancia
buscando con otras personas coincidencias y soluciones concretas en torno a la
solución de los problemas que como sociedad nos aquejan. La mayoría social es
plural; respetemos esa pluralidad y busquemos en ella, con ella y para ella un
denominador común:el programa para la acción.
Hay quienes nos imputan aviesas intenciones acerca de si pretendemos sustituir
a los partidos políticos en una dudosa operación de corte autoritario. No
estaría de más que repita hasta la saciedad que yo soy militante del PCE y de
IU y que el llamamiento que hago no significa, en absoluto, una contradicción
política u organizativa con los míos; simplemente me he limitado a recordar que
los partidos políticos o los sindicatos no son fines en sí mismos sino
herramientas para intervenir y mejorar la sociedad. Existimos para la sociedad
y para su mejora de condiciones de vida Por otra parte -y ello es una laguna de
la Constitución-
los partidos no tienen la exclusiva en la participación política; ella es
función exclusiva del ciudadano o de la ciudadana, organizados o no. Lo que se
pretende precisamente es potenciar esa dimensión ciudadana en la participación,
elaboración de programas y decisión sobre lo que atañe a la sociedad.
Hay comunicaciones que desde la aceptación de la propuesta dicen echar de menos
determinados posicionamientos filosóficos, ideológicos o partidarios y que un
programa “a secas” conlleva el peligro de transformarse en una propuesta
tecnocrática sin nervio ideológico. Cuatro reflexiones quiero hacer sobre
ello:
1. Todo programa es, además de un
conjunto de medidas concretas, una alianza entre los que se benefician de él, unos capítulos presupuestarios a
definir y una opción entre varias posibilidades. Imaginemos que el Programa
contempla una reforma fiscal que acabe con los paraísos fiscales ¿No es ésta una
opción en beneficio de la mayoría y en perjuicio de la minoría que detenta el poder?
¿Se quiere una mayor demostración de principios de justicia y equidad?
2.
Y si a pesar de lo anterior nos obstinamos en demandar un sustrato doctrinal o
de valores para esta propuesta de frente cívico, ahí va en la que nos
fundamentamos: La solemne Declaración de Derechos Humanos de la ONU en 1948 y demás pactos,
documentos, constituciones que la desarrollan y hacen obligatoria para los
poderes públicos. Ya en Sabadell señalé y ahora lo ratifico que los principios rectores de nuestra
propuesta son: Democracia y Libertades, Justicia Social, Economía no
especulativa, Cultura y Bienestar ciudadano.
3.
Si reparamos en lo que acontece diariamente, el Poder, es decir el conjunto de
intereses económicos que han medrado y medran en perjuicio de la mayoría, se
mantienen y acuerdan en franca violación de la Constitución de 1978.
Cuando una oligarquía deja en suspenso y conculca la legislación y los
principios que dice defender, la mayoría lo tiene fácil:exigir que se
cumplan las leyes; los fuera de la ley son ellos; y esta no es una cuestión
baladí. Por otra parte el
proceso de lucha basado en la legalidad vigente produce tales contradicciones
en la minoría que otras opciones o situaciones de cambio vendrán de por
sí.
4. El frente
cívico es la respuesta lógica a una situación de Estado de Excepción económico,
social, político, moral y cívico. Una
excepcionalidad que todavía puede serlo más si, como parece, las dos fuerzas
políticas mayoritarias acuerdan un pacto de emergencia ante la situación creada
por ellas mismas y las políticas que convinieron con otros desde el Tratado de
Maastricht hasta ahora.
Y ahora hablemos del
Programa.
Un porcentaje muy importante de la ingente cantidad de mensajes que recibo
abundan en comentar las diez propuestas que a modo de inicio al debate propuse.
En casi todos se plantean propuestas para que yo las tenga en cuenta a la hora
de redactar el Programa que le da sentido al frente cívico. Quiero agradecer
estas aportaciones porque muchas de ellas son muy interesantes y nos ponen a
pensar.
Sin embargo, y desde el agradecido acuse de recibo, debo hacer una serie de
consideraciones:
1.
Si la elaboración del Programa consiste en que vosotros me enviáis a mí, o a un
todavía no existente centro de elaboración, sus propuestas, estaríamos ante una
estructura radial en la que el centro recibe sus comunicaciones pero entre vosotros que es lo
importante, no se produce ninguna relación, colaboración, contacto o trabajo en
común; no hay estructura
reticular, no hay creación de organicidad, no hay frente ciudadano.
2.
Lo importante del Programa no es sólo su contenido sino la forma, el método de
discutirlo, aprobarlo y vigilar su cumplimiento. Y ese método no puede ser otro
que la elaboración colectiva. Como ya comenté con anterioridad
soy testigo y participante en esta experiencia desde los tiempos de
Convocatoria por Andalucía.
3. Por otra parte un Programa no es un simple listado de deseos
bienintencionados es, fundamentalmente, un proyecto concreto, viable, riguroso,
discutido ampliamente y respaldado por quienes lo han elaborado; es un Programa
para un Gobierno futuro. Y por ello es además, el mejor estandarte para la
movilización ciudadana. La
rebeldía debe tener una causa, un motivo, un sentido, un proyecto.
¿Cómo hacerlo?
1. Cualquier persona, colectivo, asociación o grupo de personas que quiera
iniciar en su localidad el frente ciudadano puede comenzar por convocar a
otros, constituirse como tal (de manera documentada) y comenzar a debatir sobre
las propuestas económicas, sociales, políticas o de otro tipo que crean
convenientes en la actual situación. Naturalmente que para apoyar con más
entidad sus elaboraciones podrían recabar de personas cualificadas del entorno
su colaboración.
2. Varias localidades pueden constituir una asamblea comarcal y/o provincial
con el mismo método y temario que la local; y así sucesivamente hasta el nivel
siguiente que deber ser el autonómico como paso previo para el estatal. Así, mientras
se configura la organización se va elaborando lo que le da el sentido último:
el Programa. Organización y
Programa son la misma cosa.
3.
Cuando propuse los diez puntos no lo hice con intención de que éstos fueran ni
los únicos ni tampoco los más importantes. Pero con algo se debe empezar. El
caso es que ya ha habido comentarios sobre la idoneidad o posibilidad de
cumplirlos; ya hay debate. ¿Puede establecerse el Salario Mínimo
Interprofesional en mil euros, la pensión mínima en mil euros y ampliarse la
cuantía y extensión del seguro de desempleo? Háganse las cuentas y se verá que
sólo es posible esto si hay un aumento de los ingresos del Estado. ¿De dónde
puede provenir este aumento necesario y contemplado en los DDHH? No puede venir
sino de una Reforma Fiscal en profundidad. Y así cada medida va demandando a la
siguiente hasta formar un todo, un Programa alternativo a lo que hay en estos
momentos.
4. Naturalmente que no todo es tan fácil y que habrá momentos en los que la
discusión sobre el Programa necesitará de la aportación de hombres y mujeres de
la Economía,
la Ciencia,
El Derecho o los saberes en general; ellos también forman parte de la mayoría y
seguramente prestarán su concurso y participación.
Y
para finalizar una propuesta de trabajo si así lo estimáis: Reuníos con otras
personas o colectivos y discutid la situación presente. Procurad llevar algunos
datos y procurad además, sacar algunas conclusiones. Cuando hayáis terminado de
debatir reuníos de nuevo y discutid los dos documentos que hasta ahora he
enviado. Seguro que el paso siguiente es organizarse. Gracias por vuestra
atención.